OTRO TRASPIÉ DE LA
DIPLOMACIA URUGUAYA
Lo impropio y hasta grosero de las
expresiones del ministro provocaron la inmediata respuesta del gobierno
brasileño y la perplejidad de Argentina y Paraguay que, bien diplomáticamente,
soslayaron el asunto. Pero quien no tardó en celebrarlo como un triunfo
bolivariano fue el presidente Maduro: no sólo se proclamó “estar en batalla”
para defender el Mercosur, sino que también colmó de expresiones laudatorias a
Uruguay y su presidente por “la fuerza moral” que demostraron. Cual bumerán, el
exabrupto retornó convertido en laurel.
Conminado –y nunca mejor usado el verbo- de
inmediato por Brasil a dar explicaciones, el gobierno uruguayo, una vez más, dio
muestra de su pobreza argumental en el tema, despachándose con una declaración que abruma por su
vulgaridad. Dijo la cancillería que “hubo
un malentendido sobre la propuesta brasileña de realizar actividades conjuntas” y que “ahora ha quedado claro que
la misma no guarda relación alguna con el traspaso de la presidencia”.
Veamos qué quiere decir esto.
Quiere decir, en primer término, que la
propuesta brasileña presentaba para Uruguay cierta ambigüedad interpretativa en
cuanto podía vincularse con el traspaso de la presidencia en el Mercosur. Y que
en la duda, el gobierno de Vázquez optó
por prejuzgar intenciones y dijo “nos quisieron comprar el voto”, poniendo a
Brasil en la picota internacional, por lo censurable de su proceder, bien perfilado
como abusivo. Diplomáticamente, un verdadero desastre, que no midió las consecuencias
de todo tipo que, acusación tan tremenda, podría irrogar y que en algún momento
han de llegar.
Viene
a continuación un tramo de la declaración que no tiene desperdicio: “Ahora ha quedado perfectamente claro que la misma no guarda relación
alguna con el traspaso de la presidencia…”
O sea que, antes de la protesta, el ofrecimiento de Brasil se
presentaba “oscuro”, por lo cual el gobierno uruguayo se inclinó por una interpretación
maliciosa de los hechos, cuando bien pudo callar con mejor resultado para
todos. Porque si ahora todo está “perfectamente claro” es porque antes no lo
estuvo, circunstancia ésta que en ningún caso autorizaba al canciller a proferir
el exabrupto.
Severamente condicionado por la región en
lo exterior y por los ermitaños del socialismo estalinista, nostálgico del muro
de Berlín, en lo interior, el presidente Vázquez agrega ahora a sus
preocupaciones la amenaza siempre
latente de ser alcanzado por la bocaza enorme de Maduro. Poco afecto a la
exposición pública, espera que el toro
pase de largo sin lastimarlo. No obstante, el bolivariano sigue firmemente
instalado en el Mercosur, seguro de que nadie lo sacará y se proclama “en
batalla” para defenderlo.
A estas alturas, bueno sería recordar que el verdadero origen de esta fritura
internacional en la cual Uruguay está inmerso, se encuentra en la
claudicación ignominiosa del entonces
presidente Mujica, cuando Dilma Rousseff
y Cristina Fernández le arrancaron su complacencia para suspender a Paraguay
del Mercosur y despejar así el camino para el ingreso de Venezuela por la ventana.
Paraguay soportó estoicamente el oprobio
de la suspensión sometido a la “vigilancia
de la autoridad”, dio al mundo el ejemplo de unas elecciones libérrimas y
recobró la plenitud de su soberanía, entonces hollada personalmente por el
mismo Maduro. Ahora, firmemente plantado ante los insultos del autócrata y sus
torpezas, da otro ejemplo de dignidad.
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