LOS CIEN DIAS Y ALGO
MÁS
Con motivo de los 100 primeros días
del gobierno de Lacalle Pou, medios y opinión pública han coincidido en la
aprobación de su gestión, particularizando la misma en la contención del virus covid-19,
a todas luces exitosa. Pero hay un aspecto poco comentado de esa gestión, al
cual quiero referirme seguidamente.
Es lo que bien podría llamarse el
“estilo” de este gobierno, si lo contraponemos a lo que ya todos conocíamos
desde hace 15 años y que se refleja espectacularmente en ese edificio que ha
dado en llamarse la Torre Ejecutiva. Hay allí ahora un emporio de vida y acción
y de entrega total a la función de gobierno, con un presidente que no cuenta
las horas y un gabinete que le sigue el paso.
Por eso, la prensa en todas sus
expresiones se congrega diariamente en ella, porque el bullir de la acción se
desparrama en noticias a comunicar, ya con la palabra del presidente, ya con la
de los ministros y altos funcionarios.
Un contraste inevitable con el estilo de
los gobiernos anteriores cuando el dicho edificio lucía penumbroso, tal como si
el paso infrecuente del hombre fuera la causa de su opacidad. Es decir, sin
vida. El Dr. Tabaré Vázquez reunía los lunes al Consejo de Ministros,
convertido ya en una rutina de gobierno sin destellos de creatividad. Y ni
pensar en una conferencia de prensa abierta a las preguntas de los
presentes, la cual rehuyó
sistemáticamente. Menos aún si nos retrotraemos al gobierno de José Mujica.
Luis Lacalle Pou trajo un estilo de
gobierno frontal, lúcido y de puertas abiertas, siempre dispuesto a comunicar a
la población los asuntos que más le conciernen y le interesan. Y la ronda de
preguntas es el coronamiento de una transparencia que no sólo está en la acción,
sino también en la intención. De ahí el “pregunten” que dirige a los
periodistas presentes, desconocido en los últimos 15 años y que tiene sin
sosiego a la oposición del Frente Amplio.
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