miércoles, 26 de septiembre de 2018

LAS PERSONAS NO PUEDEN SER FORMALIZADAS EN EL PROCESO PENAL
 
         Entre las novedades que  alumbró ese acopio inorgánico de leyes superpuestas que es el Código del Proceso Penal, se distingue por su singularidad la llamada “formalización”, vocablo ya incorporado  al habla popular y lamentablemente, al decir de los medios de difusión, que a diario  informan que tal o cual persona ha sido “formalizada”. Se trata de una perversión del lenguaje, ambientada por una palabreja copiada, que no agrega  absolutamente nada en el orden procesal  y que bien pudo obviarse para claridad de los textos.  

          No obstante, como ha hecho “camino al andar” sin que nadie haya dicho de qué se trata ni tampoco preguntado, va a continuación una explicación de lo que pareciera ser su enigmático significado. Y como primera apostilla, quizá un tanto banal, bueno es decir que las audiencias no necesitan nombres, calificación siempre riesgosa. Ya teníamos bastante con la “audiencia preliminar” y la “audiencia complementaria” que venían trasplantadas en la primera versión del Código, luego sustituidas, por el alerta que dimos desde estas páginas, cuando demostramos que ni la primera es preliminar ni la segunda complementaria, con lo cual indujimos la rectificación. Ahora se nos vino encima la “formalización”.

          En primer término, conviene desbrozar el asunto, empezando por decir que lo que se “formaliza” es la indagatoria preliminar cuando ya ha concluido y existe evidencia suficiente de la comisión de un delito y de quién o quiénes son sus presuntos autores. Es en este momento cuando el Fiscal debe pedir al Juez la “audiencia de formalización”. Si el Código hubiera dicho “la audiencia correspondiente”,  en vez de “formalización”, el resultado sería el mismo en cuanto a su contenido  y se habría evitado este embrollo de “formalizado”. En ella  expondrá el resultado de su investigación y pedirá el procesamiento del imputado, lo cual “aparejará su sujeción al proceso y comenzará el sumario”: también, las medidas cautelares que corresponda (art. 266). Todo esto dicho concretamente, sin los circunloquios innecesarios  de una norma mal redactada.

         Adelantando conclusiones, tenemos que la “formalización” está referida por disposición legal a la investigación preliminar, es decir, al procedimiento, en tanto  que todavía no hay proceso. Con ella el Fiscal precisa, concreta, determina, pone punto final a su tarea indagatoria y da por cumplidos los requisitos legales para la iniciación del proceso. Que todo eso es formalizar. Más aún, en rigor jurídico –y esto es fundamental- solo se formalizan actos, propósitos, ideas, pero nunca personas.

          Siendo esto así, la conclusión obvia debiera ser que en el proceso penal, es decir, a partir del sumario, solo hay “procesados”, pero no “formalizados”, toda vez que, como ya  vimos, la audiencia de formalización es solo el medio procesal para que el Fiscal culmine su investigación pidiendo el procesamiento del imputado. Denominación que, por otra parte, tiene honda raigambre en el derecho positivo nacional, donde el vocablo “procesado”  abundó en los dos códigos anteriores (el de Instrucción Criminal y el del Proceso Penal) y se mantiene desde vieja data en los arts. 26 y 80, 2º de la Constitución.  

          En concreto y poniendo punto final, debe erradicarse del uso impropio –y hasta feo, agregaría- de la palabra “formalizado” y sustituirla por “procesado”, tal como siempre fue en nuestro Derecho. Y en última instancia, invoco la autoridad del Diccionario de la RAE, de cuya buena compañía no debiéramos prescindir: “Procesado. Dicho de una persona: que ha sido objeto de procesamiento”.


                   

martes, 25 de septiembre de 2018

                           “FORMALIZADO”  NO,  PROCESADO
 
         Entre las novedades que  alumbró ese acopio inorgánico de leyes superpuestas que es el Código del Proceso Penal, se distingue por su singularidad la llamada “formalización”, vocablo ya incorporado  al habla popular y lamentablemente, al decir de los medios de difusión, que a diario  informan que tal o cual persona ha sido “formalizada”. Se trata de una perversión del lenguaje, ambientada por una palabreja copiada, que no agrega  absolutamente nada en el orden procesal  y que bien pudo obviarse para claridad de los textos.  

          No obstante, como ha hecho “camino al andar” sin que nadie haya dicho de qué se trata ni tampoco preguntado, va a continuación una explicación de lo que pareciera ser su enigmático significado. Y como primera apostilla, quizá un tanto banal, bueno es decir que las audiencias no necesitan nombres, calificación siempre riesgosa. Ya teníamos bastante con la “audiencia preliminar” y la “audiencia complementaria” que venían trasplantadas en la primera versión del Código, luego sustituidas, por el alerta que dimos desde estas páginas, cuando demostramos que ni la primera es preliminar ni la segunda complementaria, con lo cual indujimos la rectificación. Ahora se nos vino encima la “formalización”.

          En primer término, conviene desbrozar el asunto, empezando por decir que lo que se “formaliza” es la indagatoria preliminar cuando ya ha concluido y existe evidencia suficiente de la comisión de un delito y de quién o quiénes son sus presuntos autores. Es en este momento cuando el Fiscal debe pedir al Juez la “audiencia de formalización”. Si el Código hubiera dicho “la audiencia correspondiente”,  en vez de “formalización”, el resultado sería el mismo en cuanto a su contenido  y se habría evitado este embrollo de “formalizado”. En ella  expondrá el resultado de su investigación y pedirá el procesamiento del imputado, lo cual “aparejará su sujeción al proceso y comenzará el sumario”: también, las medidas cautelares que corresponda (art. 266). Todo esto dicho concretamente, sin los circunloquios innecesarios  de una norma mal redactada.

         Adelantando conclusiones, tenemos que la “formalización” está referida por disposición legal a la investigación preliminar, es decir, al procedimiento, en tanto  que todavía no hay proceso. Con ella el Fiscal precisa, concreta, determina, pone punto final a su tarea indagatoria y da por cumplidos los requisitos legales para la iniciación del proceso. Que todo eso es formalizar. Más aún, en rigor jurídico –y esto es fundamental- solo se formalizan actos, propósitos, ideas, pero nunca personas.

          Siendo esto así, la conclusión obvia debiera ser que en el proceso penal, es decir, a partir del sumario, solo hay “procesados”, pero no “formalizados”, toda vez que, como ya  vimos, la audiencia de formalización es solo el medio procesal para que el Fiscal culmine su investigación pidiendo el procesamiento del imputado. Denominación que, por otra parte, tiene honda raigambre en el derecho positivo nacional, donde el vocablo “procesado”  abundó en los dos códigos anteriores (el de Instrucción Criminal y el del Proceso Penal) y se mantiene desde vieja data en los arts. 26 y 80, 2º de la Constitución.  

          En concreto y poniendo punto final, debe erradicarse del uso impropio –y hasta feo, agregaría- de la palabra “formalizado” y sustituirla por “procesado”, tal como siempre fue en nuestro Derecho. Y en última instancia, invoco la autoridad del Diccionario de la RAE, de cuya buena compañía no debiéramos prescindir: “Procesado. Dicho de una persona: que ha sido objeto de procesamiento”.